Usar la tarjeta Trauma Team
Los ojos medio llorosos del chico se comenzaban a cerrar. Anne, en contra de lo que le había dicho el agonizante muchacho, coge la tarjeta de Trauma Team y la rompe. En poco tiempo, un AV-4 de Trauma Team llegaría al lugar y se llevarían al chico.
– No te preocupes, chaval, todo saldrá bien.
– No lo… entiendes… Mis padres… están en… peligro…
– ¿Qué quieres decir?
– Si me casaba… con ella… mis padres… vivirían…
– No hables, no hables. Guarda el aliento hasta que vengan los de Trauma Team.
Anne estaba tapando la hemorragia del abdomen del chico cuando el bramar de los motores del AV-4 sonaba en la lejanía. Un pequeño punto, cada vez más grande, se acercaba a la localización de Anne. El AV-4 de TT se posa junto a Anne y al agonizante chico, y del vehículo salen dos médicos, uno de ellos armado. El médico que no lleva armas deja una camilla en el suelo y mira a Anne.
– Deje al paciente en la camilla. – Dice su voz un poco distorsionada.
Anne hace lo que le ordenan, dejando al chaval sobre aquella camilla.
– Y ahora apártese cinco pasos.
Anne se queda en el sitio, mirando a los ojos del chico.
– He dicho ahora. – El hombre empuja a Anne.
El médico desarmado se encarga de ver las heridas del muchacho. Acto seguido, mira a su compañero para que le ayude a llevar al chico hasta el AV-4. Una vez los de Trauma Team se meten en el AV-4, el vehículo comienza a despegar.
– ¿No me lleváis a la ciudad? – Dice Anne mientras el AV-4 se marcha. – Cabrones.
En el tumulto del AV-4 despegando, Yukari Tomobiki, escoltada por su amiga y un par de guardias de seguridad de Arasaka, salen de la casa hasta el patio trasero, donde estaba Anne.
– ¿Qué ha pasado? ¿A quién se ha llevado? – Pregunta Yukari.
– A tu novio. Me lo encontré con cortes en el abdomen y en el pecho.
– ¿Sabes quién fue?
Anne mueve la cabeza de lado a lado.
– Bueno, al menos lo has encontrado y has hecho lo correcto. – Dice uno de los guardias. – Notificaremos a los invitados y al señor Tomobiki.
– Yo he de irme a ocuparme de otros asuntos, incluyendo quitarme la sangre del pobre chico. – Mira su ropa, que está manchada.
– Puede irse, nosotros nos ocupamos. – Dice el otro guardia.
– Cualquier cosa que necesitéis, llamad a Yoru y decidle que me necesitáis.
Anne sale de la parcela y se sube a su moto. Llama a Johnny Silverhand por el Times Square.
– Aquí Johnny.
– Johnny, soy Anne. Nos vemos en dos horas en Beppo’s.
– ¿Dónde?
– Beppo’s, en el distrito italiano. Rogue sabrá donde está, seguramente.
– Vale, nos vemos allí. – Johnny cuelga la llamada.
Anne enciende la moto y se va de Pacifica, volviendo por el camino que había hecho hacía unas horas. Por la radio de la moto sonaban canciones de Johnny Silverhand. El Times Square de Anne vuelve a sonar.
– ¿Sí?
– Señorita Bird, me han comentado lo que ha acontecido en la boda de mi hija.
– Sí, iba a llamarte ahora.
– Solo quería darle las gracias por encontrarle. Arasaka se encargará de los gastos del muchacho. Y, además, ya le he ingresado el dinero de este trabajo. Pero no se olvide de Mahan, señorita Bird. Esta ciudad está en peligro.
Yoru cuelga la llamada y Anne entra en Night City para ir a su apartamento y cambiarse de ropa. En las calles, iluminadas por las farolas, se pueden ver a personas paseando, algún que otro agente de policía patrullando las calles y trabajadores de las corporaciones saliendo de su trabajo. El Hilton de Night City está a rebosar, por suerte, Anne consigue zafarse de los visitantes y turistas para entrar en el ascensor e ir a su piso para cambiarse de ropa. Al entrar al apartamento, Joshua está en la mesa del salón, leyendo unos ficheros.
– Anne, ¿qué te ha pasado? – Pregunta Joshua. – Estás manchada de sangre.
– Lo sé, por eso he venido. Me cambio de ropa y tengo que ir a un lugar.
– Te acompaño, estoy harto de los ficheros estos.
– Ehm… Vale.
Anne entra en la habitación para buscar una camiseta nueva y una chaqueta de cuero. Antes de salir de la habitación, coge de la chaqueta el grabador que había usado para grabar a Vinni Ciccioné. Joshua está esperando a Anne en la entrada. Esta sale de la habitación y lo mira.
– Veo que ya estás preparado.
– ¿Nos vamos ya?
Anne asiente y Joshua abre la puerta. Ambos bajan hasta el garaje y suben al coche de Joshua.
– ¿Dónde vamos?
– ¿Sabes dónde está Beppo’s?
– Sí, ¿por?
– Pues allí vamos.
Joshua arranca el coche y salen a la calle. Las parejas y las familias inundaban las calles, se notaba que eran principios de mes y se iban a cenar a un restaurante.
– ¿Nunca has pensado que igual estaría bien que tuviésemos un hijo? – Joshua rompe el silencio.
– Dudo que sea buena idea.
– ¿Por qué?
– ¿Quién lo cuidaría? Tú estarías todo el día fuera, yo me paso días sin pisar el apartamento. Y no me fío de nadie aquí.
– Puedo pedirle a alguien del trabajo que lo haga. Sé de unos cuantos que tienen hijos.
– Aún así, ellos serían las figuras paternas. Me gustaría que fuésemos nosotros los que lo criamos, no otras personas.
– Y lo entiendo, pero siento que se nos está pasando el arroz. – Joshua frena al ver que hay un semáforo en rojo.
– Joshua, no tenemos ni 30 años, ¿qué arroz se nos está pasando?
– Pero… – Joshua acelera y se calla. – Ya hemos llegado.
Joshua aparca el coche y ambos salen del coche. Anne entra primero en Beppo’s y ve a Johnny y a Rogue sentados junto a una ventana. Johnny saluda con la mano y les invita a sentarse.
– Johnny, Rogue, este es mi marido, Joshua. – Dice Anne.
– Un placer conocerte. – Dicen Rogue y Johnny.
– ¿Por qué no me dijiste que íbamos a conocer a Johnny Silverhand? – Susurra Joshua a Anne.
– Era una sorpresa.
– Sentaos, sentaos. – Dice Rogue. – Vamos a pedir la cena, ¿os parece bien?
– Otro día tendríamos que ir a esa pizzería, ¿no crees? – Anne mira a Rogue.
El camarero se acerca a los cuatro y saca una libreta.
– ¿Qué van a comer?
– Cuatro bocadillos de carne. – Dice Anne.
– Excelente decisión, estarán listos en un momento.
El hombre se va y los cuatro comienzan a hablar.
– Oye, Anne, ¿has ido a hablar con la Techie? – Pregunta Rogue.
– No, me surgió un contratiempo. – Anne se rasca la nuca. – Pensaba ir mañana.
En aquel momento, Anne y Joshua ven como Nunzio Scallioné entra en el restaurante. Ambos se miran.
– No vayas, Joshua. No montes un escándalo.
– Pero, Anne, está tan cerca.
– Y tú estás con Johnny Silverhand, ¿quieres que la prensa hable mal de él?
– No. – Joshua se acurruca en el asiento.
Anne se levanta y se acerca a Nunzio. Este, al verla, sonríe y abre los brazos.
– ¡Anna! – Nunzio abraza a Anne. – Pensé que habías muerto. Me habías preocupado.
– No caerá esa breva, Nunzio. – Anne rie. – Pude encargarme de Ciccioné.
– ¿En serio? Dime que tienes pruebas.
– Tengo todo lo que necesitas aquí. – Anne saca el grabador del bolsillo de la chaqueta. – Espero que podamos hablar sobre lo del Ojo.
– Pásate por la torre Falcone cuando quieras, mi puerta estará abierta para ti.
– Perfecto, que aproveche la cena, Nunzio. Nos vemos.
– Hasta luego, Anna.
Anne vuelve junto a Johnny, Rogue y Joshua, quienes estaban esperando a Anne para poder comer.
– ¿Cuándo llegó la comida?
– Hace nada, la verdad. – Dice Johnny. – Antes dijiste que no habías ido junto a la Techie. ¿Necesitarás algún refuerzo? Porque estoy dispuesto a ir.
– Cuenta conmigo si necesitas a alguien. – Dice Rogue.
– No sé de qué va todo esto, pero yo también me apunto.
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