Pongamos que inviertes tiempo, ideas, esfuerzo y dinero en una compañía de automóviles que acaba de empezar. Al cabo de un tiempo, cuando prototipos y proyectos ya están concebidos, la compañía lleva a cabo una re-estructuración. Tras ese punto, desde la directiva te dan un vale, por valor de un millón de euros, pero que únicamente puedes gastar en bienes de esa compañía.
En primera instancia, sacan al mercado un coche, valorado en unos 30.000€. Es un coche perfectamente normal, no tiene ningún problema, cumple su función y satisface todas tus necesidades. Al cabo de un tiempo, viendo que, igual que tú, hay muchos inversores con vales por valor de cifras escandalosas y que no saben en qué lo gastarán, la compañía lanza exactamente el mismo coche, pero con una pintura única muy lucida, asientos tapizados en cuero, detalles cromados aquí y allá... Muy bonito. Con las mismas prestaciones que el primero, pero... más bonito. Y lo ponen a la venta a 300.000€.
Con tu vale, puedes permitirte uno sin problema. Incluso varios como ese. Pero... ¿Es un precio justo? Me parece razonable que cualquiera se haga esa pregunta. Los recién llegados, verían ese precio y dirían: ni hablar. Pero los antiguos inversores... Bueno, tampoco tenían gran cosa en la que gastar sus vales después de todo, ¿verdad?
Pero, ¿sabes qué es lo mejor? La compañía también está produciendo otros modelos igual de fashion. Sin embargo, entre ellos hay muchos con prestaciones inferiores al tuyo, y alguno con prestaciones superiores. Bueno, pues desde la directiva te comentan que, con esos 300.000€ de tu vale, puedes optar a uno de esos modelos tan lucidos, pero lo mejor es que... ¡No sabes cuál te puede tocar! ¿No es emocionante? ¿No deberían todos esos antiguos inversores estar agradecidos por esta maniobra de la compañía? Pero, oye, que nadie te está obligando a invertir tus vales en esto. Siempre puedes guardarlos para un futuro incierto, o para cuando necesites cambiar tu coche, funcional aunque no tan lucido, por otro.
Pero, bueno, yo podría pasar por uno de esos recién llegados, así que ni me va, ni me viene, ni debería opinar al respecto.